Sol, agua y arena {*Libre*}

por **Selena Brandon** Vie Ago 27, 2010 8:28 pm

Verano!!

Hacía bastante poco que nos encontrábamos en Inglaterra. Nos estábamos quedando en casa de mis abuelos paternos... mamá y su manía de que todo fuera perfecto. Se estaba dedicando a decorar nuestra nueva casa en Whiltshire, y todo lo que para ella requería que nuestra estancia en aquella casa empezara con el pie derecho, por lo que nos estábamos quedando en la casa de verano de mis abuelos, en primera línea de playa.

Empezó el día como cualquier otra mañana. Después de despertarme entré al baño que había en la habitación que ocupaba. Me di una ducha fría y volví al cuarto envuelta en una toalla. Me cambié rápidamente, con apenas un vikini y un vestido de verano, nada del otro mundo a mi parecer, pero que había costado su dinero... Una prenda ligera y bastante corta, por lo que cuando bajé a la cocina mi padre me miró con el entrecejo fruncido.
-¿Dónde vas a ir Eileen? -me preguntó, con aquella mirada tan suya.
-A la playa, hace buen día -contesté como si nada mientras empezaba a ponerme cereales en el bol de leche ya preparado en el lugar donde siempre me sentaba.

Para él seguía siendo su niña, no había manera de cambiar eso, aunque en el fondo tampoco quería. No le gustaba nada que los chicos se me quedaran mirando. ¿Cuántos padres eran así? Según tendía entendido, por las esperiéncias de mis amigas: muchos. Sonreí ante aquel pensamiento, y me levanté de la mesa casi de inmediato, pues ya había acabado de desayunar. Sólo subí una vez más a mi habitación temporal para coger una toalla, crema para el sol, y mi MP4. Vale, sí, era un instrumento muggle, pero que de vez en cuando me iba muy bien para mis pequeños... retiros.

Llegué a la playa bastante temprano, por lo que había sitio de sobra para elegir. Elegí un lugar a primera linea, pues no me gustaba caminar demasiado hasta la orilla a la hora de bañarme, y también para tener una bonita vista. Estar allí me relajaba bastante. Nada más extender mi toalla me dirigí a la orilla a mojarme los pies y de paso, ver si estaba demasiado fría el agua. No estaba mal, fresquita, pero no exagerado. No tardaría en meterme un rato. Me dirigí de nuevo a la toalla y me puse crema por donde pude. Eso era lo malo de ir a la playa sola: era difícil ponerse la crema por la espalda. Hice lo que pude asegurándome de que no quedaba nada mal esparcido. Y luego guardando todo bien en la mochila fui a bañarme un poco. No soportaba eso de tirarme en la toalla bajo el sol sin haberme bañado un poco. Cuando saliera, me secara, y el calor se adueñara de mi, llegaría el momento de darse otro chapuzón.

Entré lentamente en el agua, mojándome mientras caminaba la nuca, los brazos y la tripa, para que la impresión fuera más leve.

Sol, agua y arena {Libre}

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