Por quinta vez... {Libre}

Andén nueve y tres cuartos. Aquella era la quinta vez que se encontraba en aquél lugar que en realidad, ni le gustaba, ni le disgustaba. Lo único molesto de la travesía del expresso de hogwarts era tener que compartir espacio con los demás alumnos de la escuela de magia y hechicería. En cuanto supo que el baúl estaba a salvo en el tren, entró sin pensárselo dos veces junto con su hermano gemelo, que entró delante de ella. No tardó mucho en perderlo de vista, ya que éste enseguida se metió en un compartimento lleno de alumnos masculinos de Slytherin. Scarlett los saludó con la mirada y siguió caminando por el tren hasta encontrar un compartimento vacío. No le gustaba compartir sus viajes hacia Hogwarts con nadie que no fuese su hermano y prefería estar tranquila. Las relaciones, definitivamente no eran lo suyo. El tren no tardó en ponerse en marcha, y Scarlett no hizo otra cosa que sacar un libro de la bolsa provisional que siempre llevaba con ella y ponerse a leer. Ni siquiera se dio cuenta de que alguien la observaba desde la puerta del compartimento.

Porfin, habia llegado, malditos muggles con su trafico, por su culpa casi perdia el expresso de Hogwarts. Dejo su gran abúl con todas sus pertenencias junto a su gran mascota Shepry, una gata persa de pelaje blanco. Nada más entrar en el tren, empezó a buscar un compartimento vacío, no el gustaba compartir sus viajes y mucha gente, preferia no compartirlos con él.
Tras varios minutos de busqueda, no encontraba ninguno, todos estaban llenos, niñatos engreidos que no paraban de montar follón, niñas repelentes que no paraban de quejarse con vocecitas de niñas pijas, hasta que... ahí estaba, el último compartimento y una única persona en él, Scarlett. La había conocido de otros años y sin saber porque le habia caido bien, los dos eran igual de frios con la gente, aparte de que merecía ser respetada y temida por los demás. Así que tras mirarla como abria un libro que sacaba de su bolsa, no dudó en entrar y sentarse enfrente de ella, alfin y al cabo, dicen que los viajes son más ligeros si hablas con la gente.

-Hola Scarlett *saludó secamente* espero que no te importe que compartamos el viaje a Hogwarts y si te importa pues tendrás que aguantarte ya que es el único compartimento donde hay hueco. *dijo con tono autoritario*.

Scarlett apartó los ojos del libro en cuanto escuchó a alguien hablar. Se había dado cuenta de lo sumida que estaba en la lectura cuando se dio cuenta de que el dueño de la voz que hacía nada le había interrumpido, no solo había entrado en el compartimento, si no que además se había sentado enfrente de ella. Scarlett observó con atención al chico. No era ni más ni menos que el mismo Addam Flerv, al que había conocido durante todos los años que llecaba en Hogwarts y del cual se podía decir que se había hecho ''buena amiga''. Digo buena amiga entre comillas, por que Scarlett jamás de los jamases había sido capaz de abrir su corazón totalmente. Ni siquiera a su propio hermano, Dimmytrian, el cual era la única persona del planeta en la que Scarlett confiaba, lo sabía todo sobre ella. De hecho, la misma chic ojiazul pensaba que jamás nadie podría conocerla por completo.

Secarlett pensó en las palabras de Addam, allí estaba él, tan seco y serio como siempre... justo como a Scarlett le gustaban las personas, aquellas que no eran en absoluto pesadas. Por su parte, Scarlett dibujó una sonrisa ien por cien sarcástica en sus labios.

-Por favor.-contestó, con una muy buena amabilidad fingida.-Como en tu casa.

- Siempre igual de falsa con la amabilidad *se rie un poco* pero me gusta *sonrie ladeadamente*.

Addam aun recuerda como conoció a Scarlett, hará ya 5 años de eso, ella era nueva en el colegio y no tenía amigos, también se le veía bastante fríbola y nadie osaba a compartir compartimento con ella en el expresso, aunque tampoco se veia que le disgustase el hecho de sentarse sola.
Yo iba a segundo curso ya.
La verdad que nunca me hubiese fijado en esa chica si no hubiese sido por el incidente que hubo con los alumnos de segundo año de Slytherin. Eran los típicos que se creian superiores porque sus padres trabajasen en el ministerio, pero en realidad no merecían pertenecer a esta casa por muy sangre limpia que fuesen. Empezaron a gastarle una pesada broma quitándole su baúl y pasandoselo entre ellos con las varitas utilizando Wingardium Leviosa. Addam estaba buscando un compartimento vacio y parecia que no habia ninguno, hasta que llego al último donde vió todo este jaleo, simplemente no supo porqué lo hizo pero apuntando al baúl pronuncio Carpe Retractum, haciendo que el baúl inmediatamente se dirigiese hacia él. Los chicos de segundo se quedaron mirandole desafiante, pero en cuanto Addam alzó la varita, todos salieron corriendo, dejando a la pobre chica en paz.
No le gustaba meterse en problemas que no le interesaban, pero tampoco pudo soportar ese trato a gente de tu misma casa, o simplemente lo hizo porque era el único sitio donde había hueco y no pensaba compartir todo un viaje con una niña que llorase todo el viaje porque le hayan destrozado su equipaje.

- ¿Qué tal las vacaciones? * le preguntó mirandola intrigado, la veradd que al no tener mucha relación social no sabía muchas veces de que hablar y hacia preguntas estúpidas, porque aunque parezca raro, a Addam aveces le gustaba hablar con la gente*

Scarlett miró por última vez el libro al que a penas le había dado tiempo a leer un par de párrafos. Era un antiquísimo ejemplar que hablaba sobre como ocultar o esconder la magia negra. Se podía decir que la morena lo había ''robado'' de la biblioteca personal de su padre, a la que en muy pocas ocasiones le otorgaba el favor de dejarla entrar y leer durante media hora, para después vigilar y asegurarse de que salía de ésta con las manos vacías. Por eso había aprovechado aquél momento en que su padre le había dado permiso y no se había molestado en ir tras ella para vigilarla, para coger prestado el libro. No tenía ni idea de como lo devolvería sin ser descubierta, pero no le importaba. Últimamente estaba haciendo demasiadas cosas que acabaría para siempre con la poca buena reputación que tenía ante los ojos de sus propio padre.

Dejó el libro sobre su regazo, cerrándolo, para después fijarse por completo en el chico. A penas se le pasó por la cabeza el incidente que les hizo conocerse cuando ella llegó a su primer curso en Hogwarts. No se podía decir que el Slytherin era atractivo. Solo que Scarlett jamás se fijaba en aquellas cosas. Nunca había mantenido contacto físico con nadie que no fuese de su familia y pensaba seguir manteniendo ese aspecto de su vida igual.

-Como todos los años.-le contestó, alzando levemente una ceja, con su típica mirada seria y su tono seco.-Los Madness solemos ser de tradiciones muy arraigadas.-comentó, como si eso no estuviese más que claro. Con solo mirar a Scarlett se notaba.-¿Y las tuyas?.-preguntó, sin mucho interés. No es que no lo tuviese, solo que jamás lo mostraba. Ni si quiera con sus amigos.

Addam la escuchaba con interés, no sabía porque pero esta chica siempre le habia transmitido amabilidad y confianza, aunque no mucha, pero si la justa para poder entablar una conversación y relajarse un poco de tanta frivolidad.
También podría decirse que la jugarreta de la primera vez, le había echo que le cogiese un trato especial, y llegase a protegerla, aunque lógicamente esta no necesitaba casi nuna su protección, pero almenos el primer año le pudo ayudar un poco a lo de transmitir ese miedo a los demás alumnos, sobretodo si eran de sangre mestiza/sucia y de otras casas.
La verdad es que le gustaba hablar con Scarlett, sobre todo su entonación al hablar, tan tranquila y serena, como si el tiempo tubiese que esperarle a ella y ajustarse a su cierta medida.

-La verdad que como siempre, supongo, más chicas que me presentan, y más frivolo que me vuelvo con estas. Mi família nunca acabará de entender que estoy en edad de disfrutar y no de proponerme ya un matrimonio. No me gusta llevarles la contraria, pero ya sabes como soy, yo siempre voy primero. *Esto último lo dijo con una perfecta sonrisa en la boca. Era raro, estaba dejando de ser borde para ser amable con alguien y lo peor es que se sentía cómodo hablando así. Como se notaba que hoy comenzaba el curso y eso para Addam es uno de sus mejores días. Más que nada porque dejaba el estúpido mundo muggle para poder entrar en lo que era su mundo, el mundo mágico. Aunque uno de los inconvenientes era la desaparición de ese grandísimo vicio que tenía, pero se las podía arreglar para conseguirlo dentro de Hogwarts. Entonces es cuando sacó su varita muy despacio...*

Escuchó, esta vez con algo más de atención lo que le comentaba, lo que podía llamar su amigo Addam. Se rió internamente, recordando las dos únicas veces que su padre había intentado casarla, y como ella había rechazado para al final acabar demostrándole que tenía muchas cosas que hacer por sí misma. En realidad, y a pesar de que Scarlett no compartía aquello de ''divertirse'' (físicamente hablando), en aquellos momentos le daba toda la razón a Addam. Aún era muy pronto para pensar en casarse, y además, con los tiempos que corrían por aquél entonces, ¿quien iba a tener el amor metido en la cabeza? Solo aquellos que eran débiles, por supuesto.

-Me exasperan ese tipo de acuerdos, a pesar de que sean familias puras.-empezó a comentar, acariciando el libro que aún seguía en su regazo.-A día de hoy hay cosas más importantes en las que pensar...-comentó, dejando la frase en el aire. De repente se dio cuenta de la confianza que había cogido con el chico.

La escuchaba bien atento a sus palabras, entonces sacó por completo la varita de su túnica y apuntando a la puerta pronunció
- Fermaportus.
Entonces un pequeño rallo amarillo salió de la varita y se introdujo en la cerradura de la puerta, haciendo que esta se sellara durante un tiempo mágicamente, se levantó y comprobó que el hechizo había funcionado perfectamente, entonces sonrió. Una de las pocas veces que Addam sonríe es cuando un hechizo le sale completamente perfecto. Antes de volver a su sitio en el compartimento bajó la pequeña "cortina" que tenia la ventana de la puerta, haciendo que nadie puediese ver lo que pasaba dentro y mucho menos entrar.
Se dió la vuelta y dirigiéndose a la ventana la abrió por completo, a continuación se pudo sentar y sacó su cajetilla de tabaco, se sacó un cigarro y se lo colocó en la boca, agitó un poco la varita pronunciando unas palabras imposibles de entender y de la punta de la varita se encendió una pequeña llama con la que pudo encenderse el cigarro, volvió a sacudir la varita y la llama se consumió.
Dió una gran calada al cigarro y suspiró plácidamente mientras tiraba el humo por la boca.

-Buff, ya no podía aguantar más, lo necesitaba *dijo mientras daba otra calada* Espero que esto no salga de aquí *le dirigió una mirada algo amenazante, la verdad es que lo había hecho porque por una extraña razón, confiaba en ella, o almenos en ese aspecto. Le volvió a dar otra calada y retomó la conversación anterior* Y sí, tienes razón, tenemos que pensar en nuestros objetivos futuros, queda poco para fin de curso, aparte de centrarnos en la BDW, ya sabes. *Le volvió a dar otra calada al cigarro y se quedó mirando por la ventana, como el Expresso de Hogwarts iba atravesando bosques y pueblos. Pobres incrédulos, no saben si creer en la magia y la tienen delante de sus narices. La verdad que Addam aveces sentía un mínimo de compasión con los muggles ya que era todo un privilegio poder tener tanto poder, pero lo que más odiaba era que se metieran en el mundo mágico, le repugnaba esa idea, era injusto, ellos no debían de optar al poder...*

Scarlett observó todos y cada uno de los movimientos del chico. Sacó la varita, la dirigió hacia la ventana, acudió al hechizo ''fermatorpus''. Él mismo se levantó para asegurarse de que su hechizo había funcionado. Se acercó a la puerta, intentó girar el pomo y al ver que éste no se movía, sonrió con satisfacción y volvió a su asiento. Fue en ese momento cuando Scarlett alzó una ceja advertida. Addam sacó un paquete de ese vicio muggle que a Scarlett tanto le gustaba y tanto conseguía que se odiase a ella misma. Addam pronunciaba unas palabras que Scarlett conocía y una llama salía de la varita de éste. Abría la ventana del tren. Encendía el cigarro. Calaba. Scarlett miró hacia el lado de la ventana con intención de que el rato se le pasara lo más rápido posible. Pero entonces Addam le habló de nuevo. A pesar de que la castaña lo escuchaba, no apartó la vista del paisaje. No podía evitar sentirse incómoda con la sensación en la nuca de que su padre se enteraría de aquello y la echaría de casa, y eso era algo que realmente le aterraba. Cuando Addam acabó de hablar, la chica dirigió su mirada obstinada hacia el tabaco. Ella, por mucha confianza que tuviera con alguien, jamás aceptaría que fuma, ni si quiera delante de su propio hermano. Luego, se dispuso a contestarle.

-La brigada es mi primera y mi última prioridad.-sentenció, volviendo a acariciar el libro.

Addam seguía mirando el paisaje, le gustaba mucho viajar en transportes así, porque podía apreciar el enterno de una forma rápida. No es que fuese un gran amante de la naturaleza, pero de vez en cuando disfrutaba y se relajaba mucho al poder ver un buen paisaje en el que no hubiese ningun edificio por medio, tal vez por ello le gustaba bastante el lago de hogwarts o el bosque prohibido, aunque este último no le transmitia comodidad, sino, algo más parecido a la acción, tan sombrío y misterioso como siempre. No tenía miedo a entrar, es más, en muchas ocasiones había entrado para poder desaparecer un rato de todo, pero no se sentía completamente cómodo.
Escuchó a Scarlett pronunciar esa frase, tenía bastante razón, tal vez nuestra única prioridad tuviese que ser la brigada, pero para Addam, la primer y única era el poder absoluto, incluso algunas veces le gustaría llegar a ser como el-que-no-debe-ser-nombrado. Pero claro está que para poder obtener ese poder que tanto deseaba, la brigada era un punto crucial para ello. Lo que más le gustaba eran esas reuniones en las que se sentia como una atmósfera de ambición de poder en toda la sala, todos los presentes, en mayor o menor grado, sentían esa ambición y al estar todos juntos, se hacia un cocktail y se podía hasta respirar esa sensación.
Entonces Addam, vió que la joven daba una pequeña mirada al tabaco.

- Sé que es un vicio muggle, lo hacen llamar tabaco, pero desde hace tiempo que también se ha convertido en un vicio para mi *le aclaró* Espero que puedas tener la boca callada al respecto de esto, a nadie le interesa estas cosas *le decia mientras le miraba a los ojos. Volvió a pegar otra calada y se fijo que la joven aún tenía el libro en sus manos.* ¿De qué es el libro? *Dijo con algo de curiosidad.*

Escuchó la explicación del tabaco con la ceja aún alzada. A pesar de que ella era consciente de dicha información (por que también era fumadora) no pensaba decirle que ya lo sabía. Aunque había tenido unas ganas tremendas de decírselo. Odiaba que la tomaran por tonta y le explicaran algo como si no lo supiera. Se contuvo esas ganas, por que, como bien había dicho el chico, aquello era un vicio muggle y ella no tenía por que saber nada de eso.

-Es un libro de consejos prácticos para esconder la magia negra.-contestó sin más ante la pregunta del chico. Entonces, al volver a mirar por la ventana, se dio cuenta de la hora que era. El sol estaba alto, por lo que la gran parte de la mañana del viaje ya lo habían pasado. Bueno, aún quedaba toda una tarde para llegar al fin a Hogwarts y poder bajar del expresso para dirigirse hacia el colegio. Pensó en el enorme castillo al que llegaría unas horas más tarde. A volver a ver a todos sus compañeros de Slytherin, que a pesar de que no le hacía especial ilusión, siempre se sentía cómoda entre superiores. También podía decir que en gran parte las clases le gustaban. No era que su preocupación inicial fuese estudiar, si no que le encantaba aprender cosas nuevas que luego serían útiles para su vida y su objetivo principal. Y sobre todo, lo que especial ilusión le hacia en su vuelta, era recomponer aquella seriedad, aquél temor que inspiraba a más de un estudiante en Hogwarts. Pasó sus orbes azules del cielo al cigarro de su compañero de compartimento.-la señora del carrito no tardará en llegar, y no se tú, pero yo tengo el apetito insaciado.-le comentó, mirando el cigarro fijamente.

Addam escuchó la explicación del libro, la verdad es que parecía bastante práctico el libro, como no, viniendo de una Slytherin como Scarlett no le extrañó casi nada el tema. Es más el tenía dos libros de arte mágica negra en la mochila pequeña que aun llevaba colgada, la verdad es que no se había acordado de lo que estorbaba y se la quitó y la dejó en un lado del sofa de su lado. Miró con interés el libro, la portada era bastante vieja pero bien conservada y parecía importante para Scarlett, puesto que no paraba de acariciarlo cada dos por tres. Tal vez fuese alguna herencia familiar o simplemente un libro de la biblioteca familiar que al gustarle mucho y captarle la atención procuraba cuidarlo.
Al rato, escuchó lo que la joven decía sobre el carrito y como miraba al cigarro queriendo decir que dejase de fumar ya, la verdad es que el fumar le había entrado algo de sed y como nó, hambre.

- Verdad, ahora mismo me lo acabo. *no es que siguiese ese pequeño comentario de su compañera de compartimento, sino que ya le quedaba poco*

Dió la última calada al cigarro y lo arrojó por la ventanilla, esta la dejó abierta para que el olor se fuese rapido, la verdad que no le preocupaba ya que el Expresso de Hogwarts al ir rápido hacía que el aire del compartimento cambiase rápidamente. Sacó la varita de nuevo y pronuncio Alohomora apuntando a la puerta, entonces se escuchó un pequeño click de la cerradura y la puerta quedó completamente abierta, se guardó la varita y se levantó para abrir la cortinilla de la puerta. Se volvió a sentar y se quedó mirando un rato la ventana, parecía que ya habían pasado la mitad del viaje, que rápido se pasa el tiempo cuando hablas con alguien.
Finalmente, Addam se quedó pensando en este nuevo curso mientras sus ojos se quedaban fijos mirando por la ventana, por la cual el paisaje iba cambiando y Addam no se daba cuenta.